Beatriz Berrocal
Tristán Saldaña, es un muchacho de un pueblo bastante
pequeño llamado Tornedo. Tristán, o como él prefiere que le llamen, Saldaña (ya
que su nombre puede dar a burlas como Tristanín está Tristón), es un niño
bastante peculiar. A diferencia de otros niños de su edad, a él no le apasiona
eso de “relacionarse”, ya que prefiere hacer las cosas por sí mismo y no le
gusta compartir tiempo con nadie; vamos que Tristán es antisocial. Este verano
va a ser diferente a los anteriores ya que, “gracias a su tío”, va a ir a un
campamento de verano.
Y pocos días después de la “gran noticia de su tío”,
ya se veía en el bus del campamento, rumbo hacia 15 días en un albergue, que
para Tristán importaban lo más mínimo. En el bus, conoció a un niño inglés de
más o menos de su edad, al principio no le hizo caso; pero más tarde ya se les
veía hablando. Según él, el niño inglés, era la cosa más blanca que había visto
en su vida, por lo que le puso el mote de “Lejía”. Una de las mayores aficiones
de Tristán era poner motes, lo hacía con todo el mundo.
Cuando llegaron al albergue los monitores decidieron
poner a Saldaña con otros cinco niños incluyendo a “Lejía”. Después de
conocerse un poco, el panorama actual en la habitación era: Tristán, “Lejía”,
un niño negro apodado “el Piños”, debido a su ortodoncia; un joven muy muy feo
apodado “Posdata”, debido a su repetición de la frase, ”casi se me olvida”; un
niño que no paraba de contar sus pasos apodado “el Pasos” y por último un
muchacho que no dejaba de mirar el ordenador, le apodó “Puntocom”.
Al acabar de instalarse, se enteraron de que el “súper plan del campamento” era una
liga de fútbol, el deporte más odiado por Tristán. Él prefería la escalada. A
partir de los primeros partidos de su equipo (Los mismos de su habitación), no
iban a los partidos con la idea de ganar o perder; iban a los partidos con la
idea de no perder por más de 20 goles. Eran malos no, lo siguiente; tanto que
se burlaban de ellos todos los de campamento; todos, menos Juli, una niña
gordita también víctima de las burlas. Ella los animaba con todas sus fuerzas y
no lo importaba lo más mínimo si le llamaban gorda o algo por el estilo.
Acabaron siendo amigos, conocidos como el “pelotón de los torpes”.
Un día, de excursión, Tristán decidió comprarle un
regalo para Juli, una colonia. No tuvo la oportunidad de dársela, ya que
durante el día de visitas su abuela se la cogió pensando que era para ella. Ese
día también había partidos y el equipo de Tristán perdió por algunos más que
dedos en el cuerpo. Lo peor era que sus familiares estaban observándolo. Ese
mismo día su abuelo se “perdió” en el recinto del albergue, pero después de
mucha búsqueda resulta que estaba charlando, cosa que le gusta mucho a él. En
resumen, un día bastante penoso; más para “Lejía”, ya que su familia no pudo
venir desde Londres para verle.
Días después, otra excursión. Fueron a Lagares de
Abajo, cerca de Fontana. El plan era ir a la playa y después a las cuevas. Lo
de la playa salió bien, pero lo de las cuevas…no. Poco a poco “el pelotón de
los torpes”, incluyendo a Juli y los Gómez, los abusones; se fueron separando
del grupo. De repente Juli tropezó y torció un tobillo. Sin hacer caso a las
burlas de los Gómez, fueron a pedir ayuda, pero nadie los oía, ya que se habían
alejado demasiado. Pasaban las horas y la marea subía. Después de algún tiempo
y algún que otro esfuerzo, los rescataron; todo gracias a un hueso de
melocotón.
Un par de días después el campamento dio a su fin.
Después de una emotiva despedida Tristán llegó a su entrañable pueblo. Allí fue
recibido como un verdadero héroe, debido a su hazaña en la cueva.
La verdad es que este libro
me gustó bastante, ya que es fácil de leer y muy entretenido. Está adaptado a
nuestra edad (sobre 13/14 años), ya que el protagonista es de la misma que
nosotros y son cosas (excepto lo de la cueva que sería un poco raro) que nos
podrían pasar, ya que un niño de nuestra edad: se va de campamento, hace
amigos, disfruta del verano… Es un libro no muy largo y como dije antes, fácil
de leer; se da leído en una tarde.
Lo
recomendaría; no solo porque sea fácil y entretenido, sino también para que sus
lectores se dieran cuenta de que no hay que estar metido en casa todo el día
(ya sea por no tener amigos, no querer, estar “enganchado” a las nuevas tecnologías…),
sino que hay que disfrutar del momento, de lo que hagas y de la gente que te
rodea.
Hugo Sanmartín 2º ESO
Un resumen un poco largo pero bien echo, a mí me ha servido mucho
ResponderEliminarque chuloooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo¡¡
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