EL
ENFERMO IMAGINARIO
El
enfermo imaginario es una obra
teatral en la que Molière se burla de los médicos. Esto se observa
cuando el protagonista, Argan, les dice al doctor Diafoirus y a su
hijo que miren su estado de salud y ellos le hacen un pronóstico
distinto al de su médico, el señor Purgón; no sabían lo que le
ocurría realmente ni cuál era el mejor remedio para curarlo. El
autor muestra como, aunque los médicos hablan muy bien el latín y
tienen una gran facilidad para la oratoria, no son capaces de curar a
la gente. Por ejemplo Beraldo, el hermano de Argan, se lo dice
constantemente a este; incluso le dice que los médicos causan daño
con sus medicinas y que él es muy fuerte porque ha resistido a los
tratamientos del señor Purgón. Pero Argan, como muchas otras
personas, creía en la capacidad de los médicos para burlar a la
muerte, aunque eso era imposible, y por ello quería tener un médico
en la familia casando a Tomás Diafoirus con su hija, a pesar de que
ella quería a otro joven. Antoñita, la criada, se hizo pasar por un
médico muy bueno y le dijo a Argan que debía cortar un brazo y
sacar un ojo; mostrando así que los médicos proponían cualquier
remedio para curar a la gente. Al final Beraldo muestra que
cualquiera puede ejercer la profesión usando a unos cómicos que
interpretaron a la Facultad y nombraron a Argan médico. En la obra
también se observan engaños; la mujer de Argan se quería quedar
con su fortuna. Pero Argan logró descubrirla gracias a la astucia de
Antoñita. Creo que Antoñita manejó en todo momento la situación
muy bien y así logró todos sus propósitos.
Personalmente
creo que es una obra que merece la pena leer porque, para evidenciar
su opinión acerca de los médicos, Molière mezcla el amor, la
astucia y los engaños.
Mónica
Filgueiras Prieto, 1º BAC
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